San Valentín es, en contra de los que odian las cursilerías empalagosas, una de las fechas en las que más dulces se venden del año. Bombones, golosinas y masticables cobran protagonismo entre los regalos de muchos enamorados, pero ¿cómo afecta todo esto a nuestra boca?
El azúcar siempre ha sido el enemigo principal de los dientes y el aliado perfecto de la caries. Nuestras madres nos lo decían de pequeños; “si tomas mucho azúcar se te van a picar los dientes”, sin embargo este no es el ingrediente que las produce directamente, sino que sirve de alimento a las bacterias de nuestra boca.
Estas bacterias fermentan los azúcares que quedan en la boca tras la comida produciendo ácido, muy dañino para el esmalte y la protección de los dientes. Con el esmalte debilitado, el tejido interior de nuestros dientes es susceptible al ataque de los ácidos, que pueden llegar a deteriorar nuestras piezas dentales.
Esto no quiere decir que no podamos hacer consumo de ellos, y más en fechas señaladas como esta, sino que nos recuerda que todo exceso es malo y que para comer productos dulces con total comodidad y tranquilidad es necesario un buen cepillado de nuestros dientes y una higiene total a posteriori.